La población estudiantil con la que se llevó a cabo el proyecto, son estudiantes de grados (primaria hasta educación superior) con una cantidad máxima de 20 alumnos entre ellos 6 hombres y 14 mujeres, de los cuales dos presentaron dificultades en cuanto al acceso a herramientas tecnológicas, también se decidió dar la clase con más de dos estudiantes por equipo de cómputo, teniendo en cuenta que muchos niños no contaban con suficientes dispositivos para conectarse a la clase. Además, se realizó la respectiva entrega del material educativo en este caso la cartilla al hogar de cada niño; considerando la coyuntura nacional e internacional de la cuarentena por Covid-19.
Los estudiantes tenían edades que varían van desde los 5 a los 23 años; son chicos que normalmente tienen sus clases en colegios públicos y privados de Bogotá más específicamente en las localidades de Bosa, Kennedy, Ciudad Bolívar y del municipio de Mosquera, que oscilan entre estratos 1, 2 y 4; del mismo modo se evidenció que a pesar de la diferencia de edades muchos de ellos han crecido en diferentes contextos en donde no se tenían conocimientos sobre Drosophila melanogaster.
El enfoque que tuvimos en la educación familiar, se abre paso teniendo en cuenta la coyuntura por la que está pasando el país en este momento, brindando la posibilidad de acceder y proponerle al mundo diferentes propuestas pedagógicas y metodológicas con el fin de ser ejecutada en los múltiples espacios y ámbitos en los cuales se hace la educación en esta sociedad. En ese sentido, dota a los educadores críticos de una propuesta bajo el reconocer que hacerlo desde los intereses de los distintos grupos se permite la transformación de construir una sociedad más justa, humana y, ante todo, con una diferencia en donde no se permita la desigualdad. (Mejía, J. 2014).
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